BARRA

domingo, 27 de octubre de 2013

DIFERENCIA ENTRE UN PROCESO CONSTITUYENTE Y MERAS REFORMAS REGENERACIONISTAS

Desde que se gestó en la Red el movimiento #pirámidetwitter sus integrantes hemos venido defendiendo la necesidad de abrir un #ProcesoConstituyente en España, frente a las propuestas reformistas de corto alcance que parecen germinar con profusión en el caldo de cultivo de este deseado fin de régimen.

Durante estos meses, muchas personas nos han preguntado por la diferencia entre esas reformas de corto alcance y la solución que nosotros aportamos consistente en abrir un proceso que termine en la redacción y aprobación por parte de la ciudadanía de una nueva constitución, lo que es lo mismo que decir en unas nuevas reglas de juego político. A ese tracto le llama la ciencia política proceso constituyente y sus principales diferencias respecto a formular reformas incardinadas dentro del propio régimen languideciente son dos, y cuyo objetivo no deja de ser el mismo, disponer de verdadera libertad política para realizar los cambios.

En primer lugar, un proceso constituyente cuenta con la ciudadanía en todo momento. Una de sus principales características diferenciadoras de las meras reformas es que en éste es preciso establecer un periodo, previo a cualquier convocatoria electoral, de información y deliberación sobre las distintas propuestas existentes para la redacción de una nueva constitución, que en un principio responderán a las diferentes sensibilidades sociales. Los reformistas hacen pequeñas propuestas, ninguna en profundidad, dentro de los límites de la Constitución actual. Los que abogamos por un proceso constituyente queremos escuchar a los ciudadanos previamente y en su plenitud. A modo de ejemplo, no les pedimos un voto para abrir las listas electorales.

 Les pedimos que se pronuncien sobre el modelo de sistema electoral que prefieren. No les pedimos apoyo para reducir el gasto autonómico recuperando alguna competencia para el Estado central, sino que les sugerimos que se posicionen respecto al modelo de Administración territorial que desean. Y por encima de todo, les pedimos que se informen y deliberen sobre estos asuntos tan absolutamente transcendentales durante un periodo de tiempo nunca inferior a seis meses. Por supuesto, en dicho periodo deliberativo nosotros propondremos nuestras propias fórmulas. 

Una vez transcurrido el periodo deliberativo, se convocan elecciones a unas Cortes constituyentes cuyas diferencias fundamentales respecto de unas Cortes ordinarias o legislativas son que dicha Asamblea no tiene otra misión que redactar una nueva constitución y que para su formación todo ciudadano ha podido presentarse sin necesidad de ser avalado por un partido político. Si alguien con prestigio suficiente aspira a ocupar un escaño durante el proceso, no debe necesitar del apoyo de un partido para presentarse en unas elecciones. 

Todavía hay un paso más para terminar el proceso y que opera en el sentido liberal de la permanente desconfianza con la que en todo caso se deben contemplar, por parte del ciudadano, las cuestiones que atañen al poder. Es necesario convocar un referéndum que refrende la Constitución aprobada por las Cortes o Asamblea constituyentes.

En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, la libertad del proceso genera una amplitud de miras tal, que el fondo de muchas de las propuestas políticas acaba teniendo mucho mayor calado, lo que implica abordar de verdad los problemas que asolan a este país. España no necesita formulitas respetuosas con el régimen político que nos ha traído hasta donde nos encontramos. España necesita hacer un “reseteo” del sistema, comenzar de nuevo enmendando el gran error cometido en la Transición: dejar de lado a los ciudadanos en la toma de decisiones políticas.

No volvamos a caer en el mismo error.

Lorenzo Abadía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario