BARRA

domingo, 1 de septiembre de 2013

LA REBELDÍA CONTRA LA DISCIPLINA DE PARTIDO

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LA REBELDÍA CONTRA LA DISCIPLINA DE PARTIDO

Esta semana plasmaba mi asombro, como atestiguan mis dos twitts del 29 y 30 de agosto, por la forma en que los medios de comunicación españoles recogían el maravilloso ejemplo de libertad que el Parlamento británico acaba de brindar al mundo.

Sabemos que en el Reino Unido existe un régimen de poder representativo y que la mayoría de los medios de comunicación en España son rehenes de la hegemonía política y cultural del régimen oligárquico de partidos existente. Pero no dejarán de deleitarnos las fantásticas muestras de independencia respecto a la disciplina de partido que ofrecen los diputados del primero tanto como nos indigna ver la sumisión de la prensa al segundo.

Veamos. Un Parliament de mayoría conservadora ha rechazado la propuesta del premier conservador Cameron para intervenir militarmente en Siria. La lectura correcta de este hecho tiene una transcendencia capital para lo que significa la democracia, o al menos un régimen representativo, que es exactamente lo que existe en el Reino Unido. Los diputados británicos, lejos de seguir el mandato imperativo de su partido, han preferido, seguro que por el interés egoísta de entender que esa postura les acerca más a la reelección que la contraria, seguir los dictados de sus votantes. 
 
A la pregunta de por qué han preferido seguir el dictado de sus votantes en vez de seguir el del jefe o líder de su partido, la respuesta es absolutamente lógica. Porque dependen de ellos y no del jefe del partido. Y ¿por qué dependen de ellos y no del jefe? Porque el sistema electoral así lo garantiza. Cuando los votantes eligen en un pequeño distrito electoral a una persona y no a varias encasilladas dentro de una lista confeccionadas por las cúpulas de los partidos, se da la extraordinaria circunstancia de que toda persona que quiera presentarse lo puede hacer en las mismas condiciones de igualdad política. Y si ya no se depende del jefe del partido para ser elegido, menos aún se dependerá para ser reelegido.

Me viene a la memoria el ejemplo, resaltado en este blog de las elecciones legislativas francesas, que también se disputan por medio del sistema electoral uninominal a doble vuelta del diputado de distrito. Nada menos que Segolene Royal, ex candidata a la presidencia de la República francesa y candidata oficial del partido socialista francés en ese distrito, a pesar de toda la propaganda a su favor, perdió el escaño, no a favor de la oposición sino lo que es mucho más extraordinario, a favor de otro candidato de su mismo partido que no contaba con el apoyo oficial, pero que sin embargo llevaba años haciendo una fantástica campaña en su pequeño distrito, visitando puerta a puerta a sus votantes y prometiéndoles que su voz de verdad sería escuchada y sus intereses defendidos en la Asamblea Nacional.

¿Piensan ustedes que este diputado, que en su elección no sólo no ha tenido el apoyo de su partido sino que lo ha tenido en contra, se amedrentará cuando la opinión de sus votantes no coincida con la del jefe de su partido? De ninguna manera, y la razón por la cual estoy convencido de lo que digo es la misma que he esgrimido para los diputados ingleses. No es que los ingleses o los franceses sean mejores moralmente que nosotros; es que la permanencia en sus escaños no depende del jefe de su partido sino de sus votantes. La lógica es aplastante y reto a cualquiera a contradecirla.

La prensa española llama rebeldes a estos diputados mostrando una ignorancia supina en ciencia política o un cinismo absoluto en materia moral. Esa rebeldía contra la disciplina de partido, garantizada por una nueva ley electoral que instaure el diputado de distrito con posibilidad de revocatoria de mandato por parte de sus votantes durante toda la legislatura, es lo que necesitamos en España y no las propuestas que hoy domingo podemos leer, una vez más, para intentar regenerar nuestro sistema, partiendo siempre del mismo error.

Hoy es Pedro J. Ramírez quien propone una Comisión para la Verdad y la Regeneración Democrática, un auténtico error tanto por su ingenuidad si de verdad cree que toda la clase política se va a hacer el harakiri convocando a miembros de la sociedad civil verdaderamente independientes, como por el efecto contrario que tendría, ya que de crearse la Comisión estaría hecha a imagen y semejanza de los partidos con el fin de tapar las vergüenzas de cada parte, produciéndose en su seno todo tipo de amaños entre los oligarcas. Mañana será otro.

No hay atajos para nuestro problema. La sociedad civil debe rebelarse pacíficamente contra el poder establecido y lanzarse a la calle para exigir un #ProcesoConstituyente que modifique esos vicios inherentes al régimen político surgido de la Transición y diseñe, con origen en el ciudadano, un modelo político que garantice rebelión continua contra la dictadura de la disciplina de partido.

Para eso hemos creado la #pirámidetwitter como movimiento sin cargos ni estructuras orgánicas que ayude a canalizar este ansia de rebelión pacífica.

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